Duelo migratorio
Luego de la emoción de las despedidas, del periplo del viaje y de la novedad que supone el descubrimiento de una nueva cultura, el migrante debe afrontar su nueva realidad en la que, muchas veces, las cosas no son como se las había imaginado.
Con el paso del tiempo se hacen evidentes una serie de dificultades (nivel insuficiente de la lengua, discriminación, desempleo, salarios bajos, aislamiento, soledad, etc.) que pueden aumentar la sensación de pérdida.
El migrante añora el país que dejó, su cultura, su lengua, su familia, sus amigos, su trabajo, su comida y puede llegar a cuestionarse acerca de sus propias decisiones. ¿Si valió la pena haberse ido? ¿Algún día se adaptará por fin a este país/cultura?
Esos altibajos emocionales hacen parte del duelo migratorio, un proceso por el que la mayoría de los migrantes pasan en algún momento de su vida en el exterior y que, si no es tratado a tiempo, en algunos casos puede marcar el inicio de una depresión.
El duelo migratorio tiene tres características principales: es múltiple (se pierde simultáneamente a la familia, los amigos, la cultura, el idioma, etc.), es parcial (a diferencia del duelo por muerte no es irreversible, pues el migrante puede regresar a su país y recobrar hasta cierto punto su vida anterior) y es recurrente (se puede desencadenar luego de cada visita al país de origen, una llamada a alguien de la familia o al estar expuesto a algún elemento de la cultura como la comida o la música.).
Si bien la mayoría de los migrantes van a experimentar el duelo migratorio en algún momento de su vida, no todos lo viven con la misma intensidad y no todos van a añorar las mismas cosas, pues esto dependerá de su propia historia migrante, del país de acogida y de los recursos emocionales/materiales con que dispongan para manejar las pérdidas.
Tipos de pérdidas:
-Lengua: no se olvida la lengua materna, pero ésta ya no se puede usar de manera cotidiana pues se han perdido los hablantes. El migrante se puede sentir frustrado por no dominar la lengua del nuevo país (entender el humor, comprender los matices, tener acento) y añora la fluidez y la seguridad que sentía antes al usar su propio idioma.
-Familia y amigos: el migrante sabe que sus familiares y amigos están vivos, pero como viven lejos esto es motivo de tristeza ya que no pueden compartir con ellos los momentos importantes. La pérdida de la red de apoyo hace que los procesos de crianza y busca de empleo sean mas complicados pues en el nuevo país, el migrante no tiene contactos
– Grupo étnico: por mucho que el migrante se haya integrado al nuevo país, habrá momentos en los que su nombre, su acento, su físico, su religión o su color de su piel, lo harán diferenciarse de la población local. Esa continua sensación de ser tratado como extranjero (que incluso se puede extender a varias generaciones) puede provocar frustración y una añoranza por volver a vivir en un lugar en donde no se sea diferente a los demás.
– Cultura: al abandonar su país el migrante descubre que en cada cultura existe una forma diferente de hacer las cosas (otra manera de trabajar, de comer, de hacer amistades, de criar hijos, de celebrar, etc.) lo cual puede generar un choque con las propias creencias y costumbres.
– Estatus: si bien algunos migrantes llegan al nuevo país con trabajo asegurado, otros deben empezar de cero. Ya sea porque no pueden validar sus diplomas, porque su nivel de idioma no es suficiente para ejercer su profesión o porque no cuentan con una red de apoyo, los migrantes suelen comenzar su vida laboral realizando trabajos menos calificados lo que puede causar tristeza y frustración.
– Paisaje: con la migración se pierde la tierra y el clima. Acostumbrarse a las estaciones, a la humedad tropical, a perder la calidad de vida de las grandes ciudades o añorar la tranquilidad de la vida rural puede afectar al migrante que no logra adaptarse a la geografía de su nuevo hogar.
El duelo migratorio es un proceso que se puede vivir de manera saludable si el migrante se da la posibilidad de transitar a través de sus emociones y aprende a gestionarlas. Esto significa validar y aceptar los sentimientos de rabia, tristeza y frustración. Sin embargo, aceptar no significa resignarse y adoptar una actitud conformista. Aceptar significa reconocer la nueva realidad y, a partir de ella, construir nuevas posibilidades de desarrollo y autoconocimiento.
Por ejemplo, si no se puede visitar a la familia buscar opciones para mantener el dialogo (reuniones por whatsapp, mensajes de texto varias veces por semana, mensajes de voz), si no se puede ejercer la profesión buscar cuales son las opciones de formación en el nuevo país, las becas, las posibilidades de hacer teletrabajo, lanzar su propio emprendimiento. Si se extraña la comunidad, pues buscar asociaciones de latinos/hispanos, grupos deportivos o culturales, grupos de madres/padres para compartir experiencias de crianza etc.
Para saber mas acerca del duelo migratorio pueden ver la charla que hicimos con la psicóloga Jassiany Arias y que esta disponible en nuestra cuenta de Instagram Curuba y Cocuyo (@curubaycocuyo) • Photos et vidéos Instagram
Jennifer dice
Muchas Gracias ✨vivo en Francia hace 8 años y he pasado por todo los estados. Hasta créeme depresiva 😔.
Igual después de tanto tiempo sigo añorando volver a mi País y crear algo.
Puedo decir que agradezco muchas cosas a este país y eso me ha hecho crecer y ser más fuerte .
Curuba & Cocuyo dice
El duelo migratorio es un proceso que nos afecta a todos en mayor o menor medida. Lo importante es reconocerlo y buscar la ayuda de un psicologo que nos pueda acompanar en este transito si nos sentimos mas vulnerables. Hoy en dia es posible encontrar psicologos expertos en el tema que hacen consultas en espanol y a distancia. Saludos y gracias por tu mensaje.